Hablar de ansiedad hoy en día es algo muy común y es que no es raro haber sufrido en nuestras propias carnes en algún momento puntual su efecto.
La ansiedad es una respuesta emocional que puede afectarnos a nivel cognitivo, fisiológico y/o motor, y que parece que surge cuando hay algún hecho en nuestro entorno o una situación que nos supone una dificultad o un problema en algún sentido. Esta ansiedad, aunque nos hace sufrir, es buena, nos ayuda, nos orienta a la supervivencia y a la superación de obstáculos.
¿Qué pasa cuando esta ansiedad no nos ayuda sino que nos bloquea, nos paraliza? En este caso no hablamos de esa ansiedad normal o “buena” sino que es una ansiedad “mala” que incluso puede llevarnos a desarrollar un trastorno de ansiedad si este estado se prolongo en el tiempo.
Sea como sea la ansiedad, su sintomatología o la manera en que se presenta puede ser muy variada, cada persona la verá manifestada de una manera diferente según seamos. La intensidad, frecuencia y duración con la que sintamos la ansiedad también influirá en la sintomatología con la que se muestre. Esta va desde taquicardias, subida de tensión arterial, desmayos, palpitaciones, falta de aire, náuseas, vómitos, diarreas hasta dolores de cabeza, insomnio, contracturas o tics, angustia, miedos, preocupación, indecisión, apatía… por nombrar algunas pero puede haber muchas más formas en las que esta se presenta.
Desde mi punto de vista, entender la ansiedad e identificarla es muy útil, no sólo como algo informativo sino también como una manera de tomarla como una alarma y es que, la ansiedad nos da señales y nos pone en aviso de que algo pasa. Si sufres de ansiedad te será muy útil entender qué función cumple en ti esa ansiedad y escuchar el mensaje que te transmite cuando aparece.
Por ello, cuando la ansiedad aparezca, antes de tratar de hacerla desaparecer párate, escúchala, siente cómo se manifiesta, en qué partes de tu cuerpo ¿lo tienes identificado? Ahora piensa en qué momento ha aparecido, ¿ha pasado algo significativo que le ha hecho aparecer? Probablemente sí, aunque a veces es difícil identificarlo. Piensa cuál es su mensaje, de qué te está avisando. En este mensaje tendrás una gran clave sobre cuál podría ser la solución para que la ansiedad desaparezca pero antes de eso, quizá debas enfrentarte a algún tema pendiente…
En la entrada anterior ya hablamos sobre los mensajes que nos da el cuerpo, sean consecuencia o no de la ansiedad. Puedes leerlo aquí.