- ¿Qué diferencia hay entre un psicólogo y un psiquiatra?
- ¿Puede medicar un psicólogo?
- ¿Cuánto dura un tratamiento?
- ¿Puede haber recaídas?
- ¿Hay que estar loco para ir al psicólogo?
- Pero… ¿las personas pueden cambiar?
- ¿Cuál es la mejor orientación para un tratamiento psicológico?
- ¿Tienes mas preguntas?
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¿Qué diferencia hay entre un psicólogo y un psiquiatra?
Las diferencias comienzan desde la base: el psicólogo es licenciado en psicología y el psiquiatra en medicina y especializado en psiquiatría, por ello la formación que ambos tienen y la forma de trabajo es muy diferente aunque ambos comparten el trabajo sobre las enfermedades mentales.
El psiquiatra es el único que puede prescribir medicación, el psicólogo no, sino que su trabajo está más orientado a la rehabilitación psicológica a través de estrategias que buscan la mejora de la persona a través de la emoción, la conducta y el pensamiento. El psicólogo no trabaja únicamente con enfermedad mental o patología, ya que, en muchas ocasiones, la demanda presentada tiene más que ver con un malestar desencadenado por situaciones ambientales e influida por sus características personales que por una patología.
Cuando se trata de enfermedad mental, o es necesaria las prescripción de medicación es muy importante que se ofrezca un tratamiento integral desde el trabajo conjunto del psiquiatra y el psicólogo.
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¿Puede medicar un psicólogo?
Como decíamos en la pregunta anterior, no. El psiquiatra es la persona indicada para prescribir un tratamiento farmacológico. Aunque el psicólogo debe conocer el campo de la farmacología no está autorizado a medicar, ya que esta es una competencia del psiquiatra así como su seguimiento.
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¿Cuánto dura un tratamiento?
Es imposible establecer la duración de un tratamiento ya que cada persona es única y necesita un tiempo específico. Además influirán muchos aspectos en la duración de este como puede ser la complicación o factores que influyan en el problema, el tiempo que este se lleve dando, cómo intervenga el entorno en la problemática o las dificultades propias de la persona. El tratamiento finalizará cuando la persona se sienta mejor y, en conjunto con su terapeuta, valoren una evolución significativa en relación a sus dificultades o problemáticas sintiéndose capaz de afrontar los posibles conflictos que surjan. Poco a poco se espaciarán las sesiones en la medida en que la persona se sienta más fuerte hasta realizar un cierre de la terapia.
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¿Puede haber recaídas?
Sí, que superemos un bache en el camino no quiere decir que no vayamos a encontrarnos otros baches más adelante. Lo importante es identificar nuestras dificultades, reconocerlas y aprender e integrar en nuestro ser recursos que nos ayuden en un futuro. Y es que, “estar peor no es ir a peor”, es decir, quizá tras superar un bache podamos encontrarnos con otro bache más grande y profundo pero eso no es haber vuelto atrás, no es haber ido a peor, sino seguir avanzando en nuestra vida.
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¿Hay que estar loco para ir al psicólogo?
Rotundamente no. Y es que la persona que tiene una enfermedad mental no está loca sino que, como la propia palabra dice: tiene una enfermedad, y eso supone pedir ayuda profesional.
Además, como anteriormente decíamos, no todo el mundo que pide ayuda psicológica tiene una enfermedad mental ni requiere de una medicación psiquiátrica. En muchas ocasiones, las personas que piden ayuda psicológica (independientemente de tener un diagnóstico o no) es porque identifican que en su vida hay situaciones, hechos, o sensaciones que les crean malestar y les restan bienestar en su día a día. De esta manera, pidiendo ayuda psicológica buscan mejorar su calidad de vida.
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Pero… ¿las personas pueden cambiar?
Por supuesto, y aunque oigamos mucho el mito de que “las personas nunca cambian” esto no es así. De hecho, continuamente cambiamos, por decisión personal o por experiencias de la propia vida. La finalidad de una terapia es realizar un cambio, un cambio que nos ayude a sentirnos mejor con nosotros mismos y nos ayude a manejar las situaciones que nos preocupan o no sabemos cómo solventar.
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¿Cuál es la mejor orientación para un tratamiento psicológico?
Determinar cuál es la mejor orientación es muy complejo, pues a cada persona, dependiendo del momento en el que se encuentre y teniendo en cuenta su problemática, podría beneficiarle más una u otra orientación. Lo ideal es que el terapeuta maneje diferentes orientaciones que ayuden a valorar la situación de cada persona con una mayor perspectiva y un mayor nivel de recursos. De esta manera, el profesional, tras dicha valoración, podrá decidir qué tipo de trabajo puede favorecer más a la persona según sus condiciones.
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